Mientras el país mira desde los ojos críticos la labor del Servicio Nacional de Menores (Sename), Fundación Fútbol Más se hace cargo de la necesidad de generar mejoras en la infancia de Chile. Este es el relato del inicio de nuestro trabajo en el CREAD Alborada, en La Araucanía. Aquí la historia de cinco horas en las que la palabra infancia y juego cobran más sentido que nunca.

Todo partió un día lluvioso de mayo, en Temuco. El olor a leña que sale de las chimeneas en La Araucanía suele ser agradable para quien proviene desde otra región. Son las 8 de la mañana y todavía no amanece en la ciudad. La entrada al Centro de Reparación Especializada de Administración Directa (CREAD) Alborada del Sename está lista para recibir a los invitados. Es 14 de mayo y los 36 niños del centro están preparados para recibir a las autoridades, periodistas e invitados. Es el día en que Fútbol Más Residencias se hace realidad.

La historia de Fútbol Más y los niños del Sename comienza en septiembre de 2017, cuando un grupo de adolescentes y jóvenes del CREAD Pudahuel son parte de un taller sociodeportivo piloto, una instancia en la que a través de talleres donde el protagonista es el fútbol y el juego, los niños aprenden habilidades y valores tan importantes para su vida como trabajo en equipo, respeto, responsabilidad y convivencia. Muchas habilidades que ya tienen, pero que por sus contextos no habían podido potenciar.

El día que jugamos todos
Son las 10 de la mañana en punto y la recepción del CREAD ya está llena de autoridades. Los Seremis de JusticiaDesarrollo SocialDeporte, una Carabinera y varios adultos más repletan el gimnasio del CREAD Alborada. “Gracias por estar todos aquí, creemos que lo que está pasando en este centro cambiará la vida de las niñas y niños”, dice el maestro de ceremonia, quien da el “vamos oficial” a la inauguración de los talleres de Fútbol Más Residencias, programa que ya no es un piloto, sino una realidad. Un profesor de educación física y una sicóloga, a través del juego, intentarán enseñar habilidades y valores a las niñas y niños para que las puedan usar hoy y sobre todo mañana, cuando a los 18 años tengan que enfrentar una nueva vida, fuera de los muros del centro.

El momento más importante se vive cuando los Seremi, los adultos invitados y la Carabinera se paran de su asiento y entran a jugar con los niños. Una pelota y un ula ula son la herramienta que los une. Trabajan en equipo y juegan. En un momento la corbata y los zapatos lustrados de las autoridades se transforman en zapatillas para correr. La magia ocurre. Los niños sonríen y los adultos sonríen con ellos.

El evento termina y los niños preguntan si están invitados al cóctel. “En serio tío. Que bacán. Nosotros nunca vamos a cócteles”, dice el pequeño Camilo. “Claro que sí, hoy día ustedes son los más importantes”, le responde uno de los facilitadores de Fútbol Más.

Cuando los pies recorren el CREAD
Es la una de la tarde y sólo queda el equipo de Fútbol Más que viene desde Santiago. “Queremos agradecerles por lo que vimos. Realmente los niños son el mejor termómetro. Ellos saben cuando alguien los quiere. Ellos saben y sienten cuando alguien les habla desde el cariño, que es algo que siempre falta. Ellos lo entienden y se entregan con confianza cuando sienten que son importantes para alguien”, dice una de las cuidadoras del CREAD Alborada.Recorrimos las casas que componen el centro, ya es hora de almuerzo. Primero vamos donde las niñas. Entramos a su casa y nos saludan. Es el momento de la comida y el aroma de la carbonada recibe y estimula nuestro olfato. Ellas saludan y echan bromas. “Oiga tío, de verdad no quiere comer con nosotras”, dice Jenny,una de ellas.
Luego, en la casa de los niños más grandes la dinámica se repite. De almuerzo, carbonada, ensalada de lechuga, pepino y pan acompañan la mesa. La TV encendida y los zapatos de todos en un rinconcito nos reciben. “Que bacán estuvo hoy día el juego con los adultos. Yo después de jugar me tomé cuatro vasos de café en el cóctel”, dice Rodrigo.
Al final del recorrido llegamos a la última casa, donde están los más pequeños, desde los 6 años. En ella niñas y niños conviven. Uno de ellos, Roberto, juega con un teclado de computador que golpea en el piso. Se ríe y está contento. Está inquieto. “Él es el más pequeño y revoltoso, siempre se roba el corazón de los que vienen”, dice uno de los cuidadores del centro.

Son las 2 de la tarde y es el momento de la despedida. Afuera del CREAD ha dejado de llover y las nubes siguen cubriendo el cielo temuquense. El olor de la leña sigue presente en la calle, frente al CREAD Alborada. Es imposible olvidar el olor a carbonada, la sonrisa de las niñas y niños, pero no es imposible pensar que esa sonrisa seguirá presente de lunes a viernes en sus vidas. Ellos saben, sus cuidadores también, que cada día, de lunes a viernes, justo a las 5 de la tarde cuando lleguen a su taller Fútbol Más tendrán la oportunidad de correr tras una pelota y soñar que en cada puntapiéestán aprendiendo que la vida es dura hoy, pero que puede ser mucho más difícil mañana.

* En esta historia la identidad de los niños y niñas ha sido cambiado por protección de sus derechos.
* La llegada de Fundación Fútbol Más y su programa Residencias es posible gracias al apoyo y financiamiento de Fundación Gras.

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